El pasado viernes 12 de agosto Netflix estrenaba su segunda gran apuesta para este verano 2016, la serie THE GET DOWN, creada por el director australiano Baz Luhrmann ( Romeo y Julita, Moulin Rouge!). Los 6 episodios de la primera temporada de THE GET DOWN narra el surgimiento del hip-hop y los últimos días del disco, a través de la vida, la música, el arte y el baile de una banda de adolescentes del sur del Bronx que cambiarían el mundo para siempre. La serie es un relato sobre la ambición, el amor y la adversidad que nos cuenta cómo se transformó la ciudad de Nueva York en los años setenta y dio vida a una nueva forma de arte.
La serie comienza en 1977, en pleno reinado de la música disco. La canción “Don’t Leave Me This Way” de Thelma Houston era la número 1 de las listas de éxitos. La música disco y el "Latin Hustle" imperan en las pistas de baile. Mientras tanto, en el South Bronx surgía un nuevo estilo, una combinación de baile, arte, música y letras. Todavía no tenía ningún nombre, pero los chicos del Bronx sentían su presencia.
La historia surge del contraste entre el brillo y la sofisticación de la música disco y la forma artística musical emergente del hip-hop, un movimiento que buscaba que la gente se expresara, que explicaran quiénes eran y dónde estaban. Era el sonido y la poesía de la calle. Si en aquel momento te hubieras paseado por el centro de Manhattan y hubieras ido a las deslumbrantes discotecas de la ciudad, nunca te habrías enterado de que estaba pasando algo así —dice Nelson George, uno de los primeros periodistas que escribió sobre hip-hop—. Pero, en los barrios de fuera de la isla y en Harlem, algo estaba creciendo gracias al boca a boca, a las casetes y a las fiestas callejeras. El contraste entre esas dos visiones de la música es lo que nos da pie a desarrollar la historia.
El reparto de THE GET DOWN esta formado por un ramillete de rostros prácticamente desconocidos para el gran publico: Shameik Moore, Justice Smith, Herizen Guardiola, Yahya Abdul-Mateen II, Skylan Brooks, Tremaine Brown Jr., Mamoudou Athie, Jimmy Smits, Giancarlo Esposito y Jaden Smith. En la serie, los personajes ficticios conviven con iconos de la vida real, que incluso han trabajado de consultores para la serie.
El director Baz Luhrmann ha tardado más de diez años en reunir al equipo que pudiera narrar la epopeya de cómo una ciudad destrozada y al borde de la quiebra pudo crear una nueva forma artística. Para poner en pie THE GET DOWN, Luhrmann ha contado con su mujer, cuatro veces ganadora del Óscar® y coproductora ejecutiva Catherine Martin, con el legendario MC y productor ejecutivo Nas y el productor asociado Grandmaster Flash, con el dramaturgo y premio Pulitzer, cocreador y productor ejecutivo Stephen Adly Guirgis; y con otros colaboradores expertos (como el historiador del hip-hop y supervisor de producción Nelson George), con los coproductores ejecutivos y guionistas Aaron Rahsaan Thomas y Seth Zvi Rosenfeld, con los consultores Kurtis Blow (también productor asociado), DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa y Rahiem of the Furious Five, con leyendas del baile como José Xtravaganza y Willie Marine Boy Estrada, con artistas del grafiti CRASH y DAZE, con la diseñadora de producción Karen Murphy, con los coreógrafos/productores asociados Rich y Tone, con el compositor Elliott Wheeler, con la diseñadora de vestuario Jeriana San Juan.
El equipo de THE GET DOWN han tratado de ser totalmente fieles al ambiente de los orígenes del hip-hop, todos los que estaban allí aparecen en esta historia, así como gente que no habías conocido hasta ahora. Es la primera vez que el gran público va a ver una serie sobre los inicios del hip-hop. En la serie se mezclan hechos reales, inclullendo imágenes de archivo de la ciudad de Nueva York de la década de 1970, con hechos ficticios, canciones originales con versiones de los clásicos de entonces.
Baz Luhrmann, que vivía en una remota ciudad de Australia, asistio desde la distancia al auge de estas formas artísticas tan sofisticadas en la ciudad increíblemente creativa que es Nueva York. La primera pregunta que se hizo el director era muy simple: ¿Cómo pudieron surgir estos gestos nuevos, creativos y profundos en un sitio así, con esta juventud y esta geografía? Tanta creatividad con tan pocos medios. Vemos muchas imágenes de un Bronx arrasado, pero, ¿quiénes eran esos "niños", esa generación de artistas? ¿Qué gran aventura, curiosidad y esperanza ignoraron los adultos y los noticiarios? THE GET DOWN no trata solo de las raíces del hip-hop ni de la decadencia de la música disco. El personaje fundamental es la infancia, ese "impulso auténtico para pasar a la acción", las modestas alegrías y los descubrimientos accidentales que hicieron posible el nacimiento del hip-hop.
Para expresar todo esto, el equipo creativo han creado personajes de ficción y han mirado el mundo a través de sus ojos. El mundo adulto es realista, la historia difícil de una ciudad y de un barrio está siempre ahí, pero han cambiado un poco el enfoque para comprender las anécdotas que les han contado Flash, Rahiem y muchos otros de esa época: que cuando eran adolescentes había una música secreta escondida en los discos, que el futuro no estaba decidido, que las leyes antigrafitis les privaban de sus lienzos. Baz Luhrmann ha querido mostrar la postura de los chicos que vivieron aquello. El South Bronx no era solo lo que leíamos en los periódicos o veíamos en las noticias de la tele, era un sitio en el que unos niños reales vivieron su infancia. THE GET DOWN enfrenta “los hechos reales” a “los hechos tal y como los percibieron” a través de la mirada de los jóvenes.
Una escena del documental sobre los inicios del hip-hop 'Style Wars', realizado por Tony Silver y Henry Chalfant en 1983, ayudó a Baz Luhrmann a definir la mentalidad de los personajes de la serie. En el documental sale una conversación entre una madre y su hijo grafitero, que pinta los vagones de metro que recorren toda la ciudad. La madre se lleva las manos a la cabeza ‘No se da cuenta de las tonterías que dice. Que va por toda la ciudad, dice. Y yo me pregunto ¿para qué?' y su hijo le responde 'Es para mí. No lo hago para que lo ven los demás. Cada vez que me subo al metro, casi todos los días, veo mi nombre y pienso que ahí estuve yo…'" Entre la desesperación que impera en Nueva York, los jóvenes retratados en THE GET DOWN luchan por hacerse oír, por existir y por rehacer el mundo que los adultos les han dejado, tanto pinchando música como haciendo rimas, cantando, pintando grafitis en el metro, bailando o cambiándose de nombre.
"Es imposible reflejar la historia a la perfección, pero tengo que admitir que Baz y su equipo han estado muy, muy cerca de conseguirlo" opina el pionero y leyenda del hip-hop Grandmaster Flash. Asiduo del rodaje, Flash asesoró al equipo sobre la cultura de la época y, lógicamente, ayudó a Mamoudou Athie, el actor que lo interpreta en la serie. La ropa, las zapatillas de deporte, los pasos de baile, lo que bebíamos, lo que fumábamos, cómo era nuestro entorno… se parece tanto que da hasta miedo.
Después del éxito en Broadway de su obra 'Motherfucker with the Hat', Stephen Adly Guirgis explica cómo se sumó al proyecto de THE GET DOWN: “Un día abrí el ordenador y vi que tenía un correo de Baz Lurhmann —cuenta Stephen—. Me preguntaba que si estaría interesado en reunirme con él para hablar sobre la creación de una serie de televisión juntos. Yo no conocía a Baz personalmente y no tenía ni idea de cómo había conseguido mi dirección. Y no me interesaba nada hacer televisión. Es más: estaba contentísimo de NO tener que trabajar en la televisión. Pero era Baz Luhrmann, y pensé que sería muy antipático negarme a verlo, así que quedamos. Creo que, cuando solo llevábamos cinco minutos hablando, pensé 'Este tío me cae fenomenal'. Y otros cinco minutos después, ya pensaba 'Este tío habla mi idioma y además es inteligente, curioso, muy brillante y está claro que es un artista de verdad, seguro que podría aprender mucho con él. De hecho, me encantaría trabajar con él, qué pena que sea una reunión sobre televisión, porque yo no trabajo para la televisión'. Y entonces Baz dijo las palabras mágicas: 'Nueva York en los años setenta, el nacimiento del hip-hop, un grupo de chicos de la calle encuentra su lugar en el mundo y uno se convertirá en una leyenda…' Y yo suspiré, porque era justo mi debilidad: me crié en Nueva York en los años setenta. De niño y adolescente conocí varios barrios y culturas y me encantaba la música. Y Baz me preguntó ‘Bueno, ¿qué te parece?’. Y yo le dije ‘En fin, yo casi siempre escribo historias sobre el paso de la infancia a la edad adulta, ¿lo tuyo podría ser una historia así?’. Y Baz me contestó ‘Eso es justo lo que tiene que ser’. Y así fue cómo empezamos a trabajar juntos. Acepté este trabajo porque TENÍA que trabajar con Baz y TENÍA que formar parte de este proyecto. No fue una elección: fue una misión”.
Para convertir THE GET DOWN en una historia sobre el paso de la infancia a la edad adulta en el Bronx era necesitaría la colaboración de gente que hubiera vivido allí toda la década de 1970, ¿y quién mejor que Grandmaster Flash? “Creo que Flash ha sido fundamental —confiesa Nelson George—. Tengo guardada en mi teléfono una entrevista de Flash y Baz en la que él habla de la cultura y la música, y ese diálogo está reproducido en la serie”.
—Recuerdo que Baz me dijo: "Mira, no me interesan los discos, los premios ni nada de lo que te pasó cuando alcanzaste fama internacional —confiesa Flash—. Quiero conocer las raíces, esa es la historia que quiero”.
El coproductor ejecutivo y escritor Seth Zvi Rosenfeld trasladó su experiencia personal a sus guiones para THE GET DOWN. “Tenía muchísimas ganas de contar esta historia sobre todo por las cosas que he vivido —afirma—. Yo crecí a dos manzanas del Rock Steady Park y oí hablar de ‘Charlie Rock’ y de algunos de los primeros 'breakers' (bailarines de 'breakdance') de los 70, incluso anteriores a la gente del Rock Steady. Todos practicábamos los pasos de 'popping' y los de suelo; también los saltos y los movimientos con bates de 'stickball'. Era lo que hacíamos los chicos de allí. Los que tenían más talento formaron el famoso grupo de 'breakdance' de Nueva York: The Rock Steady Crew”.
—En el instituto —recuerda Seth—, mis amigos y yo también empezamos a hacer grafitis. Primero en la calle y en los libros de los otros, y luego en las cocheras de los trenes. Quedábamos en la puerta de un sitio de la avenida Columbus que se llamaba NOGA ("Nation of Graffiti Artists"). En NOGA, conocimos a grafiteros de todos los rincones de la ciudad. Para unos alumnos de instituto, el conocer a CLIFF 159, a IN y a BLADE era como conocer a una estrella del rock o a un deportista famoso. Los que tenían más talento entraron en el mundo de las galerías y todavía se dedican a eso. Uno de los compañeros de instituto con los que me llevaba bien era Jean Michel Basquiat”.
—En el instituto conocí el rap —continúa Seth—. Primero de la mano de los chicos de mi barrio y luego en sitios como la Superstar Cafeteria o el Diplomat Hotel. Los chicos de mi barrio también iban al Audubon Ballroom, The Fever y The Renaissance para ver a MC ("maestros de conferencias" o raperos). Yo nunca llegué a ir a esos sitios, pero oía lo que contaban los mayores que iban allí. Todo esto fue antes de "Rapper's Delight". Fui testigo privilegiado de una cultura que entonces estaba en pañales. Tuve mucha suerte de presenciarlo y en esa época no me di cuenta del calado que iba a tener todo esto. Es muy emocionante poder contar algunas de esas anécdotas y por eso, sobre todo, me incorporé al proyecto”.
—Una de las primeras cosas que Baz nos pidió a los guionistas que describiéramos fue "¿Qué es lo que más os interesa de este mundo?” —recuerda Aaron Rahsaan Thomas—. Para mí, más que la música y la ropa y toda la pompa y la circunstancia, era la oportunidad de hacer algo que ninguna televisión de EE UU ha hecho en sus más de 70 años de existencia: contar una historia dramática desde el punto de vista de los miembros jóvenes y pobres de minorías (si exceptuamos la 4.ª temporada de The Wire [Bajo escucha]). Me hacía mucha ilusión la idea, aunque también me imponía un poco el pensar que, durante muchos años, si alguna vez se hubiera intentado contar una historia así, habría sido desde el punto de vista de hombres blancos de mediana edad. Lo que me impresiona de Baz es su sensibilidad al mostrar el mundo, las culturas y los personajes que retratamos. Hay una sinceridad que nos lleva, tanto a él como al resto del equipo, a esforzarnos por dar con los detalles correctos e inspirarnos en las fuentes: nuestras musas”.
Fiel al estilo de Baz Luhrmann, THE GET DOWN exigió una estrecha colaboración entre todo el equipo. Los miembros de los departamentos de vestuario y de música trabajaron codo con codo con los guionistas, coreógrafos, diseñadores de decorados y actores para crear una conexión perfecta entre la imagen, la música y el diálogo.
—La estética del hip-hop ha influido en todo el proceso musical —afirma el compositor Elliott Wheeler—. Hemos adoptado con entusiasmo su concepto de tomar prestada, rehacer o recrear una joya que ya existía, por ejemplo. Nos han guiado en este proceso los fundadores y los que se inspiraron en ellos. Grandmaster Flash, Rahiem, Kurtis Blow, DJ Kool Herc y Nelson George nos asesoraron y nos explicaron todos los detalles de la creación en el mundo de aquella época: los aparatos, la música, la tecnología, la lengua, la forma de andar de la gente, cómo vestían, su rollo. Todas las piezas de DJ y de 'scratching' que se oyen en la serie son obra de Grandmaster Flash, que rebuscó en su colección para sacar todas las joyas que pinchaba en esos tiempos. Su generosidad y su alma fluyen por toda la serie, no solo en el trabajo de DJ, sino en su colaboración conmigo para componer la banda sonora”.
Entonces, ¿qué es el "get-down"? Vamos a dejar que lo explique el maestro, Grandmaster Flash. “Yo me inventé ese término. Es la parte más tranquila del disco. Para mí es la mejor. Ahora la llaman el "break", pero la parte del "get down" es en la que tocan menos miembros de la banda. A veces solo el batería, el batería y el bajo o un batería y el chelo, o un batería y la guitarra. Esta parte del disco siempre era demasiado corta, pero conseguía sacar un "corte" de percusión de 10 segundos, luego hacía copias de los discos y los sujetaba con las puntas de los dedos. Así me inventé esa técnica que me permitía sacar 10 minutos a partir de 10 segundos, mi rap particular. Todo esto fue antes de los MC ("maestros de ceremonias" o raperos). Antes de que ellos aparecieran, el DJ era el responsable de pinchar las mejores canciones. Muchas veces encontrábamos nuestros discos en las tiendas de música del tiempo de nuestros padres, siempre buscando el ritmo perfecto. Y cuando el DJ hacía eso, se convertía en arte. Después, cuando apareció el MC, como Shaolin y Books en la serie, se formó la conexión entre el DJ y el MC. Y ese, en mi opinión, fue el comienzo del rap”.
El personaje del poeta adolescente Ezekiel Figuero alias “Books” ("Libros"), interpretado por Justice Smith (Ciudades de papel), es, en muchos sentidos, el centro de la serie. A pesar de su difícil vida familiar en el South Bronx, es un soñador y un amigo leal que no se arredra ante las circunstancias.
—Ezekiel es un chico listo —dice Justice—. Es un chico sensible en un entorno en el que esa cualidad no se aprecia mucho. Por eso oculta gran parte de su inteligencia a sus amigos, para integrarse.
Nada más conocer al aspirante a DJ Shaolin Fantastic (Shameik Moore), la vida de Ezekiel cambia totalmente. Los dos chicos no pueden ser más distintos, pero forjan un vínculo por su amor por la música y sus sueños de llegar a ser alguien.
—Él representa todo lo que significa el hip-hop —opina Shameik Moore, conocido por su debut en 2015 en la película Dope—. Creo que es un visionario y un gamberro, pero de buen corazón. No tiene nada que ver con los papeles que había interpretado antes.
—Shaolin es la primera persona que deja que Books sea como es de verdad y que le dice "Tienes muchísimo talento y debes abrazarlo, y tienes que abrazar tu inteligencia" —afirma Justice—. Creo que, después de conocer a Shaolin, Zeke empieza a conocerse mejor y a darse cuenta de qué es lo que quiere y de cómo conseguirlo.
Mylene Cruz (Herizen Guardiola) también tiene grandes sueños pero, a diferencia de Books y de Shaolin, sus ídolos proceden del mundo glamouroso y deslumbrante de la música disco. La joven cantante es objeto del amor de Ezekiel, aunque siguen rumbos tan distintos que corren el riesgo de distanciarse.
—Me parece que Mylene es una chica muy conservadora y recta por la educación que ha recibido —dice Herizen—. Pero también hay una parte de ella que es muy libre y rebelde porque tiene muy claro lo que quiere.
Aunque tenga un entorno familiar muy estricto —el veterano actor Giancarlo Esposito (Breaking Bad) interpreta a su padre, un pastor protestante— los espectadores verán cómo se va transformando Mylene a lo largo de la serie.
—Ella va creciendo, y se ve en su ropa, en su música —observa Herizen—. Sus faldas se van acortando, los escotes van aumentando. Como una mariposa que sale del capullo. Es genial.
El personaje de Dizzee, el gran amigo de Ezekiel interpretado por Jaden Smith (The Karate Kid, En busca de la felicidad), representa otra faceta de la cultura hip-hop emergente: el grafiti. Hijo del actor y rapero Will Smith, cuando Jaden entró en el proyecto ya sabía bastante sobre el tema.
—Mi padre me ha contado muchas cosas, como la gira con Grandmaster Flash y lo revolucionario que fue todo el movimiento del South Bronx —comenta.
Los demás miembros de la pandilla de Ezekiel son Skylan Brooks, en la piel de Ronald Kipling, alias “Ra-Ra”, y el catorceañero Tremaine Brown Jr. como Miles Kipling o “Boo Boo”. Además, son los hermanos de una de las mejores amigas de Mylene, Yolanda Kipling (Stefanée Martin). Shyrley Rodríguez interpreta a Regina Díaz, otra amiga íntima de Mylene.
Para Tremaine, el joven rapero que descubrió el director de casting Rori Bergman (que trabajó con Ronna Kress) mientras tocaba en el metro de Nueva York, el actuar en THE GET DOWN fue un sueño hecho realidad. “Mi padre estaba trabajando cuando lo llamó Baz. Después llamó a mi madrastra, que me dijo ‘Vaya, TJ, tienes problemas’. Y después me pidió que me pusiera al teléfono con mi padre’. Y él me dijo ‘¡Has conseguido el papel!'. Me puse a gritar, a chillar, a llorar. Mi hermano pequeño me preguntaba que por qué lloraba. No habría conseguido nunca ese papel si mi padre y yo no hubiéramos tocado en ese vagón de metro. Es una bendición y cada día que paso aquí le doy las gracias a Rori".
Muchos espectadores reconocerán al veterano actor Jimmy Smits, (El ala oeste de la Casa Blanca, Hijos de la anarquía, Policías de Nueva York, La ley de Los Ángeles), que interpreta a Francisco Cruz, alias “Papá Fuerte”: un concejal del distrito que hará todo lo que esté en sus manos para que su sobrina, Mylene, consiga la fama que merece. Para su papel, Jimmy se inspiró en su propia infancia, que pasó en el Bronx, y en sus compañeros de reparto.
—Me animo muchísimo al verlos, pues son como un soplo de aire fresco: muchos de ellos no han pasado por el sistema, por la máquina —observa—. Yo que soy un actor adulto y llevo ya en esto bastante tiempo, tengo que recordarme a mí mismo constantemente que, cuando piensas que ya no funcionas, es cuando tienes que replanteártelo todo. Y ellos siempre me ayudan a hacerlo.
Yahya Abdul-Mateen II interpreta al tenaz y vanidoso Cadillac, hijo de la mafiosa local Fat Annie (Lillias White). Es todo un rey de la discoteca, que oculta sus taimadas intenciones tras ágiles pasos de baile.
—Tiene alma de artista, pero con todos los recursos de un déspota, por eso es una persona muy compleja —explica Yahya, licenciado en Arte Dramático por Yale que congenió con Baz Luhrmann a raíz de su mutua pasión por Shakespeare.
Por último, el prometedor Mamoudou Athie, también licenciado en Arte Dramático por Yale, se encarga del papel de Grandmaster Flash, el héroe de la vida real que apadrina a Shaolin. El propio Flash trabajó codo con codo con Athie —un actor que "no había tocado un plato de disco en su vida"— para asegurarse de que su retrato fuera fiel a la realidad.
—La mayoría de nuestros intérpretes tienen entre 15 y 22 años, por eso para ellos es un gran salto pasar del siglo XXI a los ritmos, el "breakdance" o el slang de una época totalmente distinta de la suya —observa Nelson George—. Pero creo que todos lo han hecho fenomenal y se han integrado perfectamente en ese tiempo.
Creo que cada persona, sea del lugar del mundo que sea —añade Herizen—, va a conectar con un personaje distinto, pero todos los personajes comparten el mismo tipo de bondad, corazón y determinación.
El encontrar un equilibrio entre todos los elementos históricos y los talentos de los actores fue “antes que nada, una fuente constante de inspiración gracias al tema principal, que para mí resulta fascinante —opina Stephen Adly Guirguis—, y luego porque todos y cada uno de los guionistas, actores, músicos y bailarines tienen sus propias historias y Baz es un genio reuniendo gente de talento. Para mí fue fantástico poder escribir para actores como Jimmy Smits, Eric Bogosian, Ron Cephas Jones, Kevin Corrigan, Zabryna Guevera, Yolanda Ross y Branden Dirden, pues ya había trabajado mucho con ellos en el teatro neoyorquino. Y nuestros cinco protagonistas —los actores jóvenes— han sido fabulosos, siempre dispuestos a aceptar todo lo que les dieras. El reparto era tan fuerte y el tema tan personal y emocionante que mi inspiración a diario era intentar escribir un material a la altura de los actores, y lo más fiel posible a la naturaleza de la época que queremos recrear con tanto cariño.
—Construimos de todo: desde una habitación del Chelsea Hotel o la fachada y la salida de emergencia de un bloque de viviendas hasta una discoteca o un edificio derruido —explica Catherine Martin—. No parábamos de hacer decorados.
A los actores les apetecía especialmente pasar un tiempo en el Bronx. Allí dice Catherine que filmaron en el histórico Andrew Freedman Home, y encontraron algunos fragmentos del barrio que no habían cambiado tanto desde los setenta.
—Los vecinos del Bronx están ilusionadísimos con la serie y me encanta su energía —dice Yahya Abdul-Mateen II—. Cuando estoy allí, siempre me parece un lugar sagrado, porque queremos respetar a la gente de la época y respetar sus casas y su barrio.
Siempre que rodaban, los actores se sorprendían con la habilidad del equipo para recrear meticulosamente una época anterior a su nacimiento.
—Cuando ves a todos los extras aquí, y los bailes, la música, las luces… si no sales a la calle, es como si estuvieras en los años setenta —confiesa Herizen.
Hay algo en la energía que sentimos que resulta muy auténtico —añade Shameik Moore—. Cuando vuelvo a casa, sé que ese día he participado en algo histórico.
—Baz está implicadísimo en todos los aspectos de la creación de la música, desde la elección de los artistas hasta sentarse conmigo a cantar juntos o poner los espacios entre una y otra pista de la banda sonora —explica Wheeler—. Tenemos una relación de colaboración extraordinaria y la línea entre quién crea qué a menudo queda muy difuminada. Su capacidad para ver la historia a través de la música es la cualidad que más aprecia un compositor para trabajar con alguien, y le brinda muchos ángulos musicales inesperados para incluir en la mezcla, pues siempre se esfuerza por dar pie a la historia. Le da igual si viene de una banda sonora, de una canción, de hip-hop, de un baile, de los efectos especiales, del diálogo, del montaje... Para él es todo el mismo proceso y un factor se infiltra constantemente en el otro. Te abre vías para crear música a las que nunca habrías llegado si hubieras partido de una base totalmente centrada en la composición.
La historia de THE GET DOWN transcurre entre 1977 y 1979, pero todos los episodios empiezan con el narrador de la serie, el Sr. Books, imaginándose a sí mismo como un icono del hip-hop en los años noventa. El MC inventa rimas sobre su pasado y cuestiona su presente ante una gran multitud. “¿Cómo puedes seguir conectado a tus raíces cuando despliegas tus alas?” se pregunta Baz Luhrmann. “Esta es la pregunta fundamental con la que jugamos en toda la serie mientras el mítico rapero de los 90 sube al escenario, tanto si está hablando literalmente a quien le abrió las puertas hace años como si intenta ordenar su mundo interior”.
El productor ejecutivo Nas es el creador de todas las rimas y raps de Mr. Books, mientras que el actor premiado con un Tony Daveed Diggs (Hamilton) interpreta al personaje. “Somos muy afortunados por tener a Nas entre nuestros productores ejecutivos —opina Elliott Wheeler—. Es maravilloso poder formar parte de la creación de una obra en la que ves cómo la corriente cultural se mueve hacia atrás y hacia adelante, entre una generación de gigantes de la música y la siguiente, viendo que sus ideas afectan a las composiciones de los otros y cómo eso se retroalimenta, motivándolos a todos para crear algo único. Ha sido como ver lo que ha pasado en la historia concentrado en nuestra pequeña cápsula. Todos estos enormes talentos entraban de una forma tan natural y rápida en la creación del relato que enseguida se convirtieron en una pieza fundamental del proceso de elaboración de la serie".
—Yo solo escribía para otros personajes cuando empecé a hacer mi propia música en canciones como “Sekou's Story”, por ejemplo —comenta Nas acerca del proceso de escritura de la voz de un papel—. Pero, como esto es para la TV, el enfoque es totalmente distinto, yo nunca había hecho ni visto nada igual. Me encantan los retos y este es uno de los más importantes de mi vida.
—Baz nos inculcó el gusto de la época por mezclar y por hacer collages, para que evocáramos el espíritu del hip-hop, y así enfocamos la banda sonora —recuerda Stephanie Díaz-Matos—. Hay muchísimas capas, canciones que se metamorfosean en la banda sonora y luego se amplían para convertirse en obras nuevas para el álbum. Hay canciones que hemos creado para que suenen como si fueran de la época, mezcladas con otras de aquel entonces. Creo que Elliott y Baz intentaban hacer con la música lo mismo que hacía Flash con sus discos: poner las manos por todas partes, rayarla, deconstruirla y hacer algo nuevo.
Una de las técnicas características de THE GET DOWN es lo que el equipo musical llama “the weave” ("el tejido"). Elliott Wheeler, que trabajó con Baz en la adaptación al teatro de "El amor está en el aire", explica: “El 'weave' es un dispositivo que nos permite usar música para combinar varias capas distintas de la historia que parecen muy distintas, pero que en realidad tienen un fondo temático similar. Baz sabe muchísimo de ópera y este dispositivo se utiliza bastante en ese género, pero él lo traduce al cine de una manera alucinante. A veces podemos tener hasta cuatro líneas argumentales funcionando todas a la vez con las que, cuando se ven como parte de un movimiento más amplio, contramelodías juntas en una pieza general en vez de piezas individuales, puedes conseguir un efecto dramático combinado que sería imposible si las siguieras a cada una de forma lineal. Es un proceso muy absorbente que lleva mucho tiempo, pues tenemos que crear el concepto musical y coreográfico antes o a la vez que todas las líneas de las historias que se están concibiendo, y después tenemos que crear el guion alrededor de eso (una cosa que nuestro estupendo equipo de escritores hace de maravilla), crear una plantilla ‘tipo radio’ y luego filmar con esos ritmos. Después, los montadores trabajan con esa estructura o nosotros modificamos la música para adaptarla, pero todo tiene que nutrir el concepto más amplio del movimiento dominante generalizado. Musicalmente hablando resulta muy complicado, pero, desde el punto de vista creativo, también es uno de los materiales más gratificantes con los que hemos trabajado nunca, y es emocionante cuando vemos cómo encaja todo".
—Era fundamental dar con alguien que pudiera escribir para la época actual pero que tuviera en cuenta toda la trayectoria —comenta Baz—. Cuando me reuní con Nas y le enseñé algunas tomas de la serie, tuvo una reacción muy intensa. En seguida dio prioridad a la serie. Cuando teníamos que volver a escribir las letras de canciones o necesitábamos que viniera al estudio o a los ensayos para animar a los actores, él se implicaba personal, espiritual y materialmente.
—Yo nací y crecí en Nueva York. En los años setenta, la ciudad era tan distinta de la de ahora que parecía casi otro planeta —explica Nas al hablar de su atracción por el proyecto—. En aquel momento estaba naciendo una nueva forma musical que cambiaría el mundo. Las pintadas con aerógrafo, la anarquía en las calles, el breakdance, el rap y el "scratching" empezaron en esa época, por eso este proyecto era perfecto para mí.
En las primeras fases de la serie, Nelson creó para Baz una lista de reproducción de 300 canciones de los 70 de todos los géneros: punk, rock, R&B, hip-hop, jazz, disco, New Wave... Algunas salen en los episodios. Por ejemplo, una canción de música disco de 1977 de C.J. & Co., “Devil’s Gun”, hace las veces de la sintonía de Cadillac.
—Creo que es muy importante que la serie hable de la música disco, pues en el Nueva York de esa época era la cultura dominante: estaba en las discotecas y en las calles, y la mayoría de los DJ tenían un estilo disco —explica Nelson—. La dualidad entre la rima (el hip-hop) y la ubicuidad de la música disco son piezas fundamentales de THE GET DOWN.
En cuanto a las rimas de esos tiempos, Elliott Wheeler trabajó con Grandmaster Flash, Kurtis Blow, Rahiem, DJ Kool Herc y otros para garantizar su precisión. De hecho, la música de época, la banda sonora y los singles de más éxito desempeñaron un papel crucial en el sonido de THE GET DOWN. Los consultores, Rahiem incluido, trabajaron directamente con los miembros más jóvenes del reparto, escribiendo rimas y enseñándolos a actuar al estilo de los artistas de rap de finales de los setenta.
—En cuanto a la estética tradicional de las piezas, Baz y yo usamos las bandas sonoras de la época como punto de partida para construir nuestro propio sonido —dice Elliott—. Es una etapa increíble de bandas sonoras y queríamos rendir homenaje a los compositores de entonces que admiramos: Jerry Goldsmith, Isaac Hayes, Herbie Hancock, Lalo Schifrin, Bobby Womack y J.J.Johnson, Morricone, Edwin Starr y Marvin Gaye, entre muchos otros. Una de las cosas que queríamos expresar musicalmente es algo que siempre salía a colación en nuestras conversaciones con la gente que vivía en el South Bronx por aquel entonces: aunque el resto del país y del mundo lo viera como un paisaje de devastación y privaciones, sus residentes lo veían como un lugar lleno de posibilidades y aventuras. Las fuerzas externas que crearon tanta presión también impulsaron una creatividad y un sentimiento de comunidad increíbles, tanto pacíficos como violentos, que condujeron al nacimiento de este tipo nuevo de música, de las culturas de bandas, de las ideas nuevas que acabaron dando forma a una cultura que es el fenómeno cultural dominante de los últimos 40 años.
La cultura popular de la década de 1970, desde los cómics hasta las artes marciales, también está presente en la banda sonora. Como observa Elliott, “Queríamos que nuestros personajes se sintieran como los superhéroes de su tiempo y su lugar; no se limitaban a ir en tren a la otra punta de la ciudad: para ellos era como un viaje, una aventura en nuevos territorios. Sus héroes —Grandmaster Flash, DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa— eran mucho más que innovadores musicales para ellos, eran gurús, gigantes de su comunidad. Queríamos dar al público la oportunidad de ver el mundo tal y como lo veían nuestros personajes, y los estilos musicales de las películas de acción y kung-fu que gustaban e inspiraban a estos chicos fueron un vehículo que usamos para abrirles ese mundo. Shaolin Fantastic the Lady Killing Romantic no es solo un buscavidas de la calle, es una figura mágica y mítica de la comunidad antes de que lo conozcamos, alguien a quien la gente no ve casi nunca pero que se ha hecho inmortal por sus épicos grafitis, una especie de mezcla de Bruce Lee, Superfly y un discípulo de Grandmaster Flash. Desde el punto de vista musical, queríamos vestirlo con esas ropas musicales. Recurrimos a algunos de los mejores músicos de Nueva York, a miembros de los Dap Kings y a sus amigos, así como a varias orquestas sinfónicas, para crear nuestro sonido propio, pero con profundas raíces en el estilo de las bandas sonoras de los años 70, y lo grabamos en algunos de los estudios neoyorquinos más emblemáticos de esos tiempos. La escala y la complejidad de las sesiones de grabación y composición de la banda sonora eran totalmente nuevas para nosotros: casi todo lo que escuchas en este primer acto son directos”.
—Hasta cierto punto, yo tenía un método de trabajo totalmente distinto —afirma Catherine Martin, la diseñadora de vestuario de las películas de Baz Luhrmann Moulin Rouge, Australia y El gran Gatsby. Creo que el trabajo en la TV es durísimo, porque careces del lujo del cine: mucho tiempo de preparación.
Para THE GET DOWN, Jeriana dice que Baz quería conseguir algo muy auténtico pero a la vez de un realismo extremo, casi como si la historia se contara a través de los ojos de los personajes.
—Queríamos insistir en la idea de que, aunque fuera un barrio que luchaba contra la miseria, la gente tiene muy buenos recuerdos de esa época. Por eso queríamos que las cosas tuvieran un aspecto fresco, lleno de energía —apunta.
Con esa idea en mente, la mayoría de las prendas se hicieron a medida. Entre Catherine, Baz y Jeriana definieron el estilo de cada personaje. Los espectadores se darán cuenta, por ejemplo, de que Ezekiel casi siempre viste de color azul, mientras que Shaolin suele ir de rojo.
—Él es el más estiloso de todos los chicos. […] Acabó convirtiéndose en el mejor representante de la imagen de los principios del hip-hop —opina Jeriana sobre Shaolin—. Para Books, nos inspiramos en las chaquetas que llevaban algunos raperos de la época. Él veía a los autores de rap como una especie de superhéroes.
—Puedes seguir su evolución a través de su ropa —afirma Shameik Moore de Shaolin—. En cuanto me visto, siento que soy Shaolin. Solo con ponerme calcetines rojos en casa, ya me meto en el papel.
Jeriana San Juan dice que uno de los personajes para el que más le gustaba diseñar era Dizzee (Jaden Smith), sobre todo porque él es el artista plástico del grupo. Lleva muchos vaqueros y uniformes militares reciclados, muchos de ellos adaptados o transformados para que, como dice Jeriana, “se use a sí mismo de lienzo”.
—A veces le daba un mono de piloto a Jaden para que lo cubriera de dibujos, o yo misma lo pintaba y creaba algo bien chulo, se lo daba y él escribía un poema en la espalda —añade—. Para una de las prendas más características de Dizzee, una cazadora vaquera, le pidió a la famosa grafitera Lady Pink que le pintara un mural personalizado en la espalda.
El armario de Cadillac (Abdul-Mateen), totalmente a la moda disco, es la cara opuesta del de Dizzee, pero no por eso menos admirable. Gran aficionado al "animal print" y a los trajes a medida, la ropa de Cadillac causa sensación en todas sus escenas.
—Es muy listo y quiere llamar la atención, por eso su estilo tiene que ser muy llamativo —explica Abdul-Mateen II—. En cuando entra en una habitación, todo el mundo lo mira y se pregunta "¿Quién es este?”.
Desde las gafas de sol personalizadas (incluso tienen una bandera de Puerto Rico) de Papá Papa Fuerte hasta las bambas Puma de gamuza roja de Shaolin, pasando por los taconazos de madera de Mylene, en esta serie se cuida hasta el más mínimo detalle. Baz se asegura de que la cámara no se pierda ni uno, cosa que el público seguro que apreciará.
—Baz filma el aspecto de la cabeza a los pies, literalmente, y el tener todo eso fijo en su retina es todo un don —opina Jeriana—. Nos ha dado la oportunidad de arremangarnos y crear toda una trayectoria vital para cada personaje.
La vestimenta setentera estilizada también acabó afectando a los actores. “Después de esto, mi forma de vestir ha cambiado un poco —admite Shameik Moore—. Ahora miro los pantalones de campana de otra manera.
Cuando acabemos de rodar —añade Mamoudou Athie—, me voy a comprar todas las prendas que me he puesto. Y seguramente salga vestido así a la calle.
—Han sido un pilar fundamental de la serie; su capacidad para trabajar con los estilos más diversos ha sido importantísima —afirma Nelson George.
Baz Luhrmann los reclutó después de admirar su obra en diversos proyectos, entre los que se cuenta el documental sobre baile de 2005 Rize. En seguida se compenetraron perfectamente y los hermanos se quedaron impactados por sus conocimientos en la materia.
—El trabajo con Baz no pudo ser más fluido —comenta Rich Talauega—. Sabe muy bien lo que quiere pero siempre deja un margen para una pizca de espontaneidad. Gracias a su ingente labor de documentación, creó un ambiente muy cómodo para la integración artística. Cuando llegaba el momento de contar la historia, casi siempre sentíamos que estábamos en la misma página. Él entiende el baile y cómo entrelazarlo con la actuación. Además, también aprendimos muchísimo. El que un equipo se compenetre de esta manera, dirigido por alguien que viene de Australia, que pueda captar la esencia de lo que pasaba en el Bronx de los años 70... es para quitarse el sombrero.
Rich y Tone trajeron consigo a muchos colaboradores expertos en ciertos bailes. Como explica Rich, “Trajimos a Jeff Selby (experto en el 'New Style Hustle') y a Willie Marine Boy Estrada ('el Padrino' del 'Latin Hustlin’) para que nos ayudaran con el 'hustlin’. También nos ayudaron los 'B-boys' Phantom & SAMO con el 'B-boying' ('breakdance'). Y Willie también aportó algo de sabor latino con el 'Latin flava' del Bronx. José Xtravaganza vino con el 'vogueing', que sale en una secuencia muy importante de un episodio. En general, ha sido una representación estupenda y auténtica de los bailes de Nueva York".
A Elliott Wheeler le encantaba que los equipos de música y de baile trabajaran juntos: “Desde el principio estaba clarísimo que Baz quería que la música y el baile fueran totalmente entretejidos en el guion. Nuestros increíbles coreógrafos, Rich y Tone Talauega, que ya son como de la familia, participaron en cada uno de los pasos del proceso creativo, desde la escritura del guion o las reuniones con Baz y nuestro equipo de música para comprobar que los arreglos musicales casaran con lo que tenían que lograr con los bailarines, hasta estar presentes en el plató para dirigir a los bailarines mientras danzaban. El poder colaborar tan estrechamente entre departamentos ha sido fabuloso, y nos ha permitido crear algunos momentos redondos, aunque sea una historia musical, textual y coreográfica formada por miles de detalles".
Rich y Tone también se quedaron impactados con el reparto, que incluía a actores con y sin formación en baile. “Fue un poco complicado enseñar a los veinteañeros bailes de los años 70. Sus bajos niveles de atención y los smartphones todavía lo hacían más frustrante —recuerda Rich—. Pero lo conseguimos, y creo que tuvo mucho que ver con el material que manejábamos: el hip-hop, que les encanta a todos los chicos, tanto a los de ahora como a los de entonces. Veías que les gustaba aprender a ser de 'la vieja escuela'. La música y el baile acercaron a nuestras generaciones en los ensayos y al final resultó”.
Varios actores se dieron cuenta de que se sentían como una familia en cuanto empezaron a bailar juntos. “Uno de los mejores recuerdos que tengo son los ensayos de baile con todos, cuando repetíamos los pasos una y otra vez, aunque fuera agotador —recuerda Herizen Guardiola—. Pero todos decíamos ‘¡No vamos a parar hasta que nos salga bien!’”.
—En cuanto se centraban en lo que tenían que hacer, era algo mágico —recuerda Tone—. Siempre acabábamos el rodaje emocionados y contentísimos.
Incluso para Shameik Moore, un bailarín experimentado, el aprender "breakdance" para THE GET DOWN fue todo un reto, incluso doloroso. Rich y Tone hacían —y a menudo rehacían— la coreografía de las escenas, e insistían en que los actores ensayaran los pasos de baile hasta que les salieran solos.
—Estaba muy inspirado, sentía que aprendía un montón con su trabajo —añade Shameik—. Aunque me dolía todo el cuerpo los dos primeros meses de hacer "breakdance". Las muñecas, las piernas, todos esos estiramientos dan mucho trabajo.
Para algunos, trabajar con Rich y Tone fue una experiencia que les cambió la vida. Antes de THE GET DOWN, Yahya Abdul-Mateen II no había bailado nunca. “Y ahora es el John Travolta negro —bromea Nelson George—. Empezó de cero y terminó bailando fantásticamente bien gracias a ellos”.
—Conectamos de maravilla en seguida —explica Yahya—. Hablamos de ideas, de lo que podría funcionar y subimos el volumen de la música para sentir de verdad la energía de la época. Eran justo lo que me hacía falta para lanzarme y sentirme seguro con mis movimientos.
—Una vez se me saltaron las lágrimas en el plató —añade Rich—, porque de repente pensé en todo el proceso y vi todo por lo que habían pasado estos chicos. Y en cuanto el director decía "¡Acción!", todos los chicos se sincronizaban.
—Tiene una visión muy clara —opina Abdul-Mateen II—. Para un actor, lo mejor es trabajar con un director así, pues sabes siempre adónde vas.
—Es un director fantástico, lleno de energía —añade Herizen—. Sé que está trabajando mucho y que este es su bebé, y quiero hacerlo bien por él.
Con el respaldo de Sony Television, Baz se reunió con muchos compradores para la serie THE GET DOWN, pero decidió que Netflix era la distribuidora adecuada para ese momento. Según Baz, “Fue en el tiempo de la transición, del cambio en la relación del público con la televisión. No tenías que esperar que el servicio se llevara tu parte del pastel. Ahora podías comerte todo el pastel de una vez si te apetecía. Es una forma emocionante de vivir una historia. Y sí, me gustan mucho los pasteles, por lo menos como 'leitmotif'”.
—Netflix me preguntó que si me implicaría totalmente y aportaría mi lenguaje propio y les dije que sí. "Reconozco que como contador de historias puedes encontrarte con limitaciones en la industria cinematográfica en cuanto al lenguaje, la escala y los recursos narrativos con un cierto presupuesto y duración. Lo que me gusta de Netflix es que promueven activamente el riesgo creativo. La relevancia cultural, el convertir una obra en parte de la conversación cultural, eso es lo que hace Netflix y justo lo que a mí me interesa”.
—Creo que el modelo de Netflix ofrece a la gente creativa un lienzo enorme —afirma Catherine Martin—. En una temporada, puedes explorar un panorama gigantesco de personajes, situaciones y localizaciones. Tu historia puede permitirse ser real, original, incisiva y expresarse, creo yo, de una forma algo distinta de cómo espera la televisión normal que tú lo veas.
—No se me ocurren muchas otras cadenas que se sentirían a gusto haciendo una serie sobre el Bronx de los años 70 —afirma Jaden Smith—. ¿Y con un reparto tan diverso y tan joven? Eso ya es un gran salto.
La serie comienza en 1977, en pleno reinado de la música disco. La canción “Don’t Leave Me This Way” de Thelma Houston era la número 1 de las listas de éxitos. La música disco y el "Latin Hustle" imperan en las pistas de baile. Mientras tanto, en el South Bronx surgía un nuevo estilo, una combinación de baile, arte, música y letras. Todavía no tenía ningún nombre, pero los chicos del Bronx sentían su presencia.
La historia surge del contraste entre el brillo y la sofisticación de la música disco y la forma artística musical emergente del hip-hop, un movimiento que buscaba que la gente se expresara, que explicaran quiénes eran y dónde estaban. Era el sonido y la poesía de la calle. Si en aquel momento te hubieras paseado por el centro de Manhattan y hubieras ido a las deslumbrantes discotecas de la ciudad, nunca te habrías enterado de que estaba pasando algo así —dice Nelson George, uno de los primeros periodistas que escribió sobre hip-hop—. Pero, en los barrios de fuera de la isla y en Harlem, algo estaba creciendo gracias al boca a boca, a las casetes y a las fiestas callejeras. El contraste entre esas dos visiones de la música es lo que nos da pie a desarrollar la historia.
El reparto de THE GET DOWN esta formado por un ramillete de rostros prácticamente desconocidos para el gran publico: Shameik Moore, Justice Smith, Herizen Guardiola, Yahya Abdul-Mateen II, Skylan Brooks, Tremaine Brown Jr., Mamoudou Athie, Jimmy Smits, Giancarlo Esposito y Jaden Smith. En la serie, los personajes ficticios conviven con iconos de la vida real, que incluso han trabajado de consultores para la serie.
El director Baz Luhrmann ha tardado más de diez años en reunir al equipo que pudiera narrar la epopeya de cómo una ciudad destrozada y al borde de la quiebra pudo crear una nueva forma artística. Para poner en pie THE GET DOWN, Luhrmann ha contado con su mujer, cuatro veces ganadora del Óscar® y coproductora ejecutiva Catherine Martin, con el legendario MC y productor ejecutivo Nas y el productor asociado Grandmaster Flash, con el dramaturgo y premio Pulitzer, cocreador y productor ejecutivo Stephen Adly Guirgis; y con otros colaboradores expertos (como el historiador del hip-hop y supervisor de producción Nelson George), con los coproductores ejecutivos y guionistas Aaron Rahsaan Thomas y Seth Zvi Rosenfeld, con los consultores Kurtis Blow (también productor asociado), DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa y Rahiem of the Furious Five, con leyendas del baile como José Xtravaganza y Willie Marine Boy Estrada, con artistas del grafiti CRASH y DAZE, con la diseñadora de producción Karen Murphy, con los coreógrafos/productores asociados Rich y Tone, con el compositor Elliott Wheeler, con la diseñadora de vestuario Jeriana San Juan.
El equipo de THE GET DOWN han tratado de ser totalmente fieles al ambiente de los orígenes del hip-hop, todos los que estaban allí aparecen en esta historia, así como gente que no habías conocido hasta ahora. Es la primera vez que el gran público va a ver una serie sobre los inicios del hip-hop. En la serie se mezclan hechos reales, inclullendo imágenes de archivo de la ciudad de Nueva York de la década de 1970, con hechos ficticios, canciones originales con versiones de los clásicos de entonces.
Baz Luhrmann, que vivía en una remota ciudad de Australia, asistio desde la distancia al auge de estas formas artísticas tan sofisticadas en la ciudad increíblemente creativa que es Nueva York. La primera pregunta que se hizo el director era muy simple: ¿Cómo pudieron surgir estos gestos nuevos, creativos y profundos en un sitio así, con esta juventud y esta geografía? Tanta creatividad con tan pocos medios. Vemos muchas imágenes de un Bronx arrasado, pero, ¿quiénes eran esos "niños", esa generación de artistas? ¿Qué gran aventura, curiosidad y esperanza ignoraron los adultos y los noticiarios? THE GET DOWN no trata solo de las raíces del hip-hop ni de la decadencia de la música disco. El personaje fundamental es la infancia, ese "impulso auténtico para pasar a la acción", las modestas alegrías y los descubrimientos accidentales que hicieron posible el nacimiento del hip-hop.
Para expresar todo esto, el equipo creativo han creado personajes de ficción y han mirado el mundo a través de sus ojos. El mundo adulto es realista, la historia difícil de una ciudad y de un barrio está siempre ahí, pero han cambiado un poco el enfoque para comprender las anécdotas que les han contado Flash, Rahiem y muchos otros de esa época: que cuando eran adolescentes había una música secreta escondida en los discos, que el futuro no estaba decidido, que las leyes antigrafitis les privaban de sus lienzos. Baz Luhrmann ha querido mostrar la postura de los chicos que vivieron aquello. El South Bronx no era solo lo que leíamos en los periódicos o veíamos en las noticias de la tele, era un sitio en el que unos niños reales vivieron su infancia. THE GET DOWN enfrenta “los hechos reales” a “los hechos tal y como los percibieron” a través de la mirada de los jóvenes.
Una escena del documental sobre los inicios del hip-hop 'Style Wars', realizado por Tony Silver y Henry Chalfant en 1983, ayudó a Baz Luhrmann a definir la mentalidad de los personajes de la serie. En el documental sale una conversación entre una madre y su hijo grafitero, que pinta los vagones de metro que recorren toda la ciudad. La madre se lleva las manos a la cabeza ‘No se da cuenta de las tonterías que dice. Que va por toda la ciudad, dice. Y yo me pregunto ¿para qué?' y su hijo le responde 'Es para mí. No lo hago para que lo ven los demás. Cada vez que me subo al metro, casi todos los días, veo mi nombre y pienso que ahí estuve yo…'" Entre la desesperación que impera en Nueva York, los jóvenes retratados en THE GET DOWN luchan por hacerse oír, por existir y por rehacer el mundo que los adultos les han dejado, tanto pinchando música como haciendo rimas, cantando, pintando grafitis en el metro, bailando o cambiándose de nombre.
"Es imposible reflejar la historia a la perfección, pero tengo que admitir que Baz y su equipo han estado muy, muy cerca de conseguirlo" opina el pionero y leyenda del hip-hop Grandmaster Flash. Asiduo del rodaje, Flash asesoró al equipo sobre la cultura de la época y, lógicamente, ayudó a Mamoudou Athie, el actor que lo interpreta en la serie. La ropa, las zapatillas de deporte, los pasos de baile, lo que bebíamos, lo que fumábamos, cómo era nuestro entorno… se parece tanto que da hasta miedo.
RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA DEL RAP Y DEL HIP-HOP
Hay proyectos sobre la historia del rap y del hip-hop centrados en la historia de los años ochenta y noventa, pero THE GET DOWN es el primero que ofrece una visión tan exhaustiva de los verdaderos orígenes de esta forma artística —y de su intersección con la música disco— a finales de los años setenta. En 1980, el “Rapper’s Delight” de Sugar Hill Gang triunfó en las ondas, pero en 1977 el hip-hop todavía estaba empezando a salir de los garitos, sótanos y salones del South Bronx.Después del éxito en Broadway de su obra 'Motherfucker with the Hat', Stephen Adly Guirgis explica cómo se sumó al proyecto de THE GET DOWN: “Un día abrí el ordenador y vi que tenía un correo de Baz Lurhmann —cuenta Stephen—. Me preguntaba que si estaría interesado en reunirme con él para hablar sobre la creación de una serie de televisión juntos. Yo no conocía a Baz personalmente y no tenía ni idea de cómo había conseguido mi dirección. Y no me interesaba nada hacer televisión. Es más: estaba contentísimo de NO tener que trabajar en la televisión. Pero era Baz Luhrmann, y pensé que sería muy antipático negarme a verlo, así que quedamos. Creo que, cuando solo llevábamos cinco minutos hablando, pensé 'Este tío me cae fenomenal'. Y otros cinco minutos después, ya pensaba 'Este tío habla mi idioma y además es inteligente, curioso, muy brillante y está claro que es un artista de verdad, seguro que podría aprender mucho con él. De hecho, me encantaría trabajar con él, qué pena que sea una reunión sobre televisión, porque yo no trabajo para la televisión'. Y entonces Baz dijo las palabras mágicas: 'Nueva York en los años setenta, el nacimiento del hip-hop, un grupo de chicos de la calle encuentra su lugar en el mundo y uno se convertirá en una leyenda…' Y yo suspiré, porque era justo mi debilidad: me crié en Nueva York en los años setenta. De niño y adolescente conocí varios barrios y culturas y me encantaba la música. Y Baz me preguntó ‘Bueno, ¿qué te parece?’. Y yo le dije ‘En fin, yo casi siempre escribo historias sobre el paso de la infancia a la edad adulta, ¿lo tuyo podría ser una historia así?’. Y Baz me contestó ‘Eso es justo lo que tiene que ser’. Y así fue cómo empezamos a trabajar juntos. Acepté este trabajo porque TENÍA que trabajar con Baz y TENÍA que formar parte de este proyecto. No fue una elección: fue una misión”.
Para convertir THE GET DOWN en una historia sobre el paso de la infancia a la edad adulta en el Bronx era necesitaría la colaboración de gente que hubiera vivido allí toda la década de 1970, ¿y quién mejor que Grandmaster Flash? “Creo que Flash ha sido fundamental —confiesa Nelson George—. Tengo guardada en mi teléfono una entrevista de Flash y Baz en la que él habla de la cultura y la música, y ese diálogo está reproducido en la serie”.
—Recuerdo que Baz me dijo: "Mira, no me interesan los discos, los premios ni nada de lo que te pasó cuando alcanzaste fama internacional —confiesa Flash—. Quiero conocer las raíces, esa es la historia que quiero”.
El coproductor ejecutivo y escritor Seth Zvi Rosenfeld trasladó su experiencia personal a sus guiones para THE GET DOWN. “Tenía muchísimas ganas de contar esta historia sobre todo por las cosas que he vivido —afirma—. Yo crecí a dos manzanas del Rock Steady Park y oí hablar de ‘Charlie Rock’ y de algunos de los primeros 'breakers' (bailarines de 'breakdance') de los 70, incluso anteriores a la gente del Rock Steady. Todos practicábamos los pasos de 'popping' y los de suelo; también los saltos y los movimientos con bates de 'stickball'. Era lo que hacíamos los chicos de allí. Los que tenían más talento formaron el famoso grupo de 'breakdance' de Nueva York: The Rock Steady Crew”.
—En el instituto —recuerda Seth—, mis amigos y yo también empezamos a hacer grafitis. Primero en la calle y en los libros de los otros, y luego en las cocheras de los trenes. Quedábamos en la puerta de un sitio de la avenida Columbus que se llamaba NOGA ("Nation of Graffiti Artists"). En NOGA, conocimos a grafiteros de todos los rincones de la ciudad. Para unos alumnos de instituto, el conocer a CLIFF 159, a IN y a BLADE era como conocer a una estrella del rock o a un deportista famoso. Los que tenían más talento entraron en el mundo de las galerías y todavía se dedican a eso. Uno de los compañeros de instituto con los que me llevaba bien era Jean Michel Basquiat”.
—En el instituto conocí el rap —continúa Seth—. Primero de la mano de los chicos de mi barrio y luego en sitios como la Superstar Cafeteria o el Diplomat Hotel. Los chicos de mi barrio también iban al Audubon Ballroom, The Fever y The Renaissance para ver a MC ("maestros de conferencias" o raperos). Yo nunca llegué a ir a esos sitios, pero oía lo que contaban los mayores que iban allí. Todo esto fue antes de "Rapper's Delight". Fui testigo privilegiado de una cultura que entonces estaba en pañales. Tuve mucha suerte de presenciarlo y en esa época no me di cuenta del calado que iba a tener todo esto. Es muy emocionante poder contar algunas de esas anécdotas y por eso, sobre todo, me incorporé al proyecto”.
—Una de las primeras cosas que Baz nos pidió a los guionistas que describiéramos fue "¿Qué es lo que más os interesa de este mundo?” —recuerda Aaron Rahsaan Thomas—. Para mí, más que la música y la ropa y toda la pompa y la circunstancia, era la oportunidad de hacer algo que ninguna televisión de EE UU ha hecho en sus más de 70 años de existencia: contar una historia dramática desde el punto de vista de los miembros jóvenes y pobres de minorías (si exceptuamos la 4.ª temporada de The Wire [Bajo escucha]). Me hacía mucha ilusión la idea, aunque también me imponía un poco el pensar que, durante muchos años, si alguna vez se hubiera intentado contar una historia así, habría sido desde el punto de vista de hombres blancos de mediana edad. Lo que me impresiona de Baz es su sensibilidad al mostrar el mundo, las culturas y los personajes que retratamos. Hay una sinceridad que nos lleva, tanto a él como al resto del equipo, a esforzarnos por dar con los detalles correctos e inspirarnos en las fuentes: nuestras musas”.
Fiel al estilo de Baz Luhrmann, THE GET DOWN exigió una estrecha colaboración entre todo el equipo. Los miembros de los departamentos de vestuario y de música trabajaron codo con codo con los guionistas, coreógrafos, diseñadores de decorados y actores para crear una conexión perfecta entre la imagen, la música y el diálogo.
¿QUÉ ES EL "GET-DOWN"?
—Nadie lo llamaba "hip-hop"; se hablaba del "get down", de "B-beats", del "breakdown" o de lo que se le ocurriera a cada círculo de amigos —explica Nelson George—. Nuestra historia termina más o menos cuando salió el disco de Sugarhill Gang (“Rapper’s Delight”), que para mucha gente es el comienzo del hip-hop. Así que estamos dando una visión de este mundo que creo que nadie ha dado nunca.—La estética del hip-hop ha influido en todo el proceso musical —afirma el compositor Elliott Wheeler—. Hemos adoptado con entusiasmo su concepto de tomar prestada, rehacer o recrear una joya que ya existía, por ejemplo. Nos han guiado en este proceso los fundadores y los que se inspiraron en ellos. Grandmaster Flash, Rahiem, Kurtis Blow, DJ Kool Herc y Nelson George nos asesoraron y nos explicaron todos los detalles de la creación en el mundo de aquella época: los aparatos, la música, la tecnología, la lengua, la forma de andar de la gente, cómo vestían, su rollo. Todas las piezas de DJ y de 'scratching' que se oyen en la serie son obra de Grandmaster Flash, que rebuscó en su colección para sacar todas las joyas que pinchaba en esos tiempos. Su generosidad y su alma fluyen por toda la serie, no solo en el trabajo de DJ, sino en su colaboración conmigo para componer la banda sonora”.
Entonces, ¿qué es el "get-down"? Vamos a dejar que lo explique el maestro, Grandmaster Flash. “Yo me inventé ese término. Es la parte más tranquila del disco. Para mí es la mejor. Ahora la llaman el "break", pero la parte del "get down" es en la que tocan menos miembros de la banda. A veces solo el batería, el batería y el bajo o un batería y el chelo, o un batería y la guitarra. Esta parte del disco siempre era demasiado corta, pero conseguía sacar un "corte" de percusión de 10 segundos, luego hacía copias de los discos y los sujetaba con las puntas de los dedos. Así me inventé esa técnica que me permitía sacar 10 minutos a partir de 10 segundos, mi rap particular. Todo esto fue antes de los MC ("maestros de ceremonias" o raperos). Antes de que ellos aparecieran, el DJ era el responsable de pinchar las mejores canciones. Muchas veces encontrábamos nuestros discos en las tiendas de música del tiempo de nuestros padres, siempre buscando el ritmo perfecto. Y cuando el DJ hacía eso, se convertía en arte. Después, cuando apareció el MC, como Shaolin y Books en la serie, se formó la conexión entre el DJ y el MC. Y ese, en mi opinión, fue el comienzo del rap”.
EL REPARTO
El reparto de THE GET DOWN está formado por una mezcla de actores consagrados y de jóvenes promesas. A todos se les exigió que se metieran totalmente en sus papeles y en la época, además de vestir a la moda de los setenta.El personaje del poeta adolescente Ezekiel Figuero alias “Books” ("Libros"), interpretado por Justice Smith (Ciudades de papel), es, en muchos sentidos, el centro de la serie. A pesar de su difícil vida familiar en el South Bronx, es un soñador y un amigo leal que no se arredra ante las circunstancias.
—Ezekiel es un chico listo —dice Justice—. Es un chico sensible en un entorno en el que esa cualidad no se aprecia mucho. Por eso oculta gran parte de su inteligencia a sus amigos, para integrarse.
Nada más conocer al aspirante a DJ Shaolin Fantastic (Shameik Moore), la vida de Ezekiel cambia totalmente. Los dos chicos no pueden ser más distintos, pero forjan un vínculo por su amor por la música y sus sueños de llegar a ser alguien.
—Él representa todo lo que significa el hip-hop —opina Shameik Moore, conocido por su debut en 2015 en la película Dope—. Creo que es un visionario y un gamberro, pero de buen corazón. No tiene nada que ver con los papeles que había interpretado antes.
—Shaolin es la primera persona que deja que Books sea como es de verdad y que le dice "Tienes muchísimo talento y debes abrazarlo, y tienes que abrazar tu inteligencia" —afirma Justice—. Creo que, después de conocer a Shaolin, Zeke empieza a conocerse mejor y a darse cuenta de qué es lo que quiere y de cómo conseguirlo.
Mylene Cruz (Herizen Guardiola) también tiene grandes sueños pero, a diferencia de Books y de Shaolin, sus ídolos proceden del mundo glamouroso y deslumbrante de la música disco. La joven cantante es objeto del amor de Ezekiel, aunque siguen rumbos tan distintos que corren el riesgo de distanciarse.
—Me parece que Mylene es una chica muy conservadora y recta por la educación que ha recibido —dice Herizen—. Pero también hay una parte de ella que es muy libre y rebelde porque tiene muy claro lo que quiere.
Aunque tenga un entorno familiar muy estricto —el veterano actor Giancarlo Esposito (Breaking Bad) interpreta a su padre, un pastor protestante— los espectadores verán cómo se va transformando Mylene a lo largo de la serie.
—Ella va creciendo, y se ve en su ropa, en su música —observa Herizen—. Sus faldas se van acortando, los escotes van aumentando. Como una mariposa que sale del capullo. Es genial.
El personaje de Dizzee, el gran amigo de Ezekiel interpretado por Jaden Smith (The Karate Kid, En busca de la felicidad), representa otra faceta de la cultura hip-hop emergente: el grafiti. Hijo del actor y rapero Will Smith, cuando Jaden entró en el proyecto ya sabía bastante sobre el tema.
—Mi padre me ha contado muchas cosas, como la gira con Grandmaster Flash y lo revolucionario que fue todo el movimiento del South Bronx —comenta.
Los demás miembros de la pandilla de Ezekiel son Skylan Brooks, en la piel de Ronald Kipling, alias “Ra-Ra”, y el catorceañero Tremaine Brown Jr. como Miles Kipling o “Boo Boo”. Además, son los hermanos de una de las mejores amigas de Mylene, Yolanda Kipling (Stefanée Martin). Shyrley Rodríguez interpreta a Regina Díaz, otra amiga íntima de Mylene.
Para Tremaine, el joven rapero que descubrió el director de casting Rori Bergman (que trabajó con Ronna Kress) mientras tocaba en el metro de Nueva York, el actuar en THE GET DOWN fue un sueño hecho realidad. “Mi padre estaba trabajando cuando lo llamó Baz. Después llamó a mi madrastra, que me dijo ‘Vaya, TJ, tienes problemas’. Y después me pidió que me pusiera al teléfono con mi padre’. Y él me dijo ‘¡Has conseguido el papel!'. Me puse a gritar, a chillar, a llorar. Mi hermano pequeño me preguntaba que por qué lloraba. No habría conseguido nunca ese papel si mi padre y yo no hubiéramos tocado en ese vagón de metro. Es una bendición y cada día que paso aquí le doy las gracias a Rori".
Muchos espectadores reconocerán al veterano actor Jimmy Smits, (El ala oeste de la Casa Blanca, Hijos de la anarquía, Policías de Nueva York, La ley de Los Ángeles), que interpreta a Francisco Cruz, alias “Papá Fuerte”: un concejal del distrito que hará todo lo que esté en sus manos para que su sobrina, Mylene, consiga la fama que merece. Para su papel, Jimmy se inspiró en su propia infancia, que pasó en el Bronx, y en sus compañeros de reparto.
—Me animo muchísimo al verlos, pues son como un soplo de aire fresco: muchos de ellos no han pasado por el sistema, por la máquina —observa—. Yo que soy un actor adulto y llevo ya en esto bastante tiempo, tengo que recordarme a mí mismo constantemente que, cuando piensas que ya no funcionas, es cuando tienes que replanteártelo todo. Y ellos siempre me ayudan a hacerlo.
Yahya Abdul-Mateen II interpreta al tenaz y vanidoso Cadillac, hijo de la mafiosa local Fat Annie (Lillias White). Es todo un rey de la discoteca, que oculta sus taimadas intenciones tras ágiles pasos de baile.
—Tiene alma de artista, pero con todos los recursos de un déspota, por eso es una persona muy compleja —explica Yahya, licenciado en Arte Dramático por Yale que congenió con Baz Luhrmann a raíz de su mutua pasión por Shakespeare.
Por último, el prometedor Mamoudou Athie, también licenciado en Arte Dramático por Yale, se encarga del papel de Grandmaster Flash, el héroe de la vida real que apadrina a Shaolin. El propio Flash trabajó codo con codo con Athie —un actor que "no había tocado un plato de disco en su vida"— para asegurarse de que su retrato fuera fiel a la realidad.
—La mayoría de nuestros intérpretes tienen entre 15 y 22 años, por eso para ellos es un gran salto pasar del siglo XXI a los ritmos, el "breakdance" o el slang de una época totalmente distinta de la suya —observa Nelson George—. Pero creo que todos lo han hecho fenomenal y se han integrado perfectamente en ese tiempo.
Creo que cada persona, sea del lugar del mundo que sea —añade Herizen—, va a conectar con un personaje distinto, pero todos los personajes comparten el mismo tipo de bondad, corazón y determinación.
El encontrar un equilibrio entre todos los elementos históricos y los talentos de los actores fue “antes que nada, una fuente constante de inspiración gracias al tema principal, que para mí resulta fascinante —opina Stephen Adly Guirguis—, y luego porque todos y cada uno de los guionistas, actores, músicos y bailarines tienen sus propias historias y Baz es un genio reuniendo gente de talento. Para mí fue fantástico poder escribir para actores como Jimmy Smits, Eric Bogosian, Ron Cephas Jones, Kevin Corrigan, Zabryna Guevera, Yolanda Ross y Branden Dirden, pues ya había trabajado mucho con ellos en el teatro neoyorquino. Y nuestros cinco protagonistas —los actores jóvenes— han sido fabulosos, siempre dispuestos a aceptar todo lo que les dieras. El reparto era tan fuerte y el tema tan personal y emocionante que mi inspiración a diario era intentar escribir un material a la altura de los actores, y lo más fiel posible a la naturaleza de la época que queremos recrear con tanto cariño.
EL DECORADO: EL BRONX Y MÁS ALLÁ
Rodada parcialmente en exteriores del Bronx, THE GET DOWN también se filmó en barrios de Manhattan, de Brooklyn y en platós insonorizados de Glendale, en Queens, donde utilizamos los casi 14.000 metros cuadrados del espacio disponible del estudio para reconstruir sitios emblemáticos de la época.—Construimos de todo: desde una habitación del Chelsea Hotel o la fachada y la salida de emergencia de un bloque de viviendas hasta una discoteca o un edificio derruido —explica Catherine Martin—. No parábamos de hacer decorados.
A los actores les apetecía especialmente pasar un tiempo en el Bronx. Allí dice Catherine que filmaron en el histórico Andrew Freedman Home, y encontraron algunos fragmentos del barrio que no habían cambiado tanto desde los setenta.
—Los vecinos del Bronx están ilusionadísimos con la serie y me encanta su energía —dice Yahya Abdul-Mateen II—. Cuando estoy allí, siempre me parece un lugar sagrado, porque queremos respetar a la gente de la época y respetar sus casas y su barrio.
Siempre que rodaban, los actores se sorprendían con la habilidad del equipo para recrear meticulosamente una época anterior a su nacimiento.
—Cuando ves a todos los extras aquí, y los bailes, la música, las luces… si no sales a la calle, es como si estuvieras en los años setenta —confiesa Herizen.
Hay algo en la energía que sentimos que resulta muy auténtico —añade Shameik Moore—. Cuando vuelvo a casa, sé que ese día he participado en algo histórico.
LA MÚSICA: MR. BOOKS, RITMOS, RIMAS Y DISCO
Como ocurre con todas las producciones de Baz Luhrmann, la música es un elemento fundamental que da vida a THE GET DOWN. Acerca del proceso musical tan original de THE GET DOWN la supervisora musical Stephanie Díaz-Matos comentaba: “La norma fundamental de Baz es que la música y la historia tienen que ir de la mano, y por eso hay que elaborarlas a la vez. Muchas veces, cuando encontrábamos 'la canción', todo el guion se abría y la producción empezaba a rodar".—Baz está implicadísimo en todos los aspectos de la creación de la música, desde la elección de los artistas hasta sentarse conmigo a cantar juntos o poner los espacios entre una y otra pista de la banda sonora —explica Wheeler—. Tenemos una relación de colaboración extraordinaria y la línea entre quién crea qué a menudo queda muy difuminada. Su capacidad para ver la historia a través de la música es la cualidad que más aprecia un compositor para trabajar con alguien, y le brinda muchos ángulos musicales inesperados para incluir en la mezcla, pues siempre se esfuerza por dar pie a la historia. Le da igual si viene de una banda sonora, de una canción, de hip-hop, de un baile, de los efectos especiales, del diálogo, del montaje... Para él es todo el mismo proceso y un factor se infiltra constantemente en el otro. Te abre vías para crear música a las que nunca habrías llegado si hubieras partido de una base totalmente centrada en la composición.
La historia de THE GET DOWN transcurre entre 1977 y 1979, pero todos los episodios empiezan con el narrador de la serie, el Sr. Books, imaginándose a sí mismo como un icono del hip-hop en los años noventa. El MC inventa rimas sobre su pasado y cuestiona su presente ante una gran multitud. “¿Cómo puedes seguir conectado a tus raíces cuando despliegas tus alas?” se pregunta Baz Luhrmann. “Esta es la pregunta fundamental con la que jugamos en toda la serie mientras el mítico rapero de los 90 sube al escenario, tanto si está hablando literalmente a quien le abrió las puertas hace años como si intenta ordenar su mundo interior”.
El productor ejecutivo Nas es el creador de todas las rimas y raps de Mr. Books, mientras que el actor premiado con un Tony Daveed Diggs (Hamilton) interpreta al personaje. “Somos muy afortunados por tener a Nas entre nuestros productores ejecutivos —opina Elliott Wheeler—. Es maravilloso poder formar parte de la creación de una obra en la que ves cómo la corriente cultural se mueve hacia atrás y hacia adelante, entre una generación de gigantes de la música y la siguiente, viendo que sus ideas afectan a las composiciones de los otros y cómo eso se retroalimenta, motivándolos a todos para crear algo único. Ha sido como ver lo que ha pasado en la historia concentrado en nuestra pequeña cápsula. Todos estos enormes talentos entraban de una forma tan natural y rápida en la creación del relato que enseguida se convirtieron en una pieza fundamental del proceso de elaboración de la serie".
—Yo solo escribía para otros personajes cuando empecé a hacer mi propia música en canciones como “Sekou's Story”, por ejemplo —comenta Nas acerca del proceso de escritura de la voz de un papel—. Pero, como esto es para la TV, el enfoque es totalmente distinto, yo nunca había hecho ni visto nada igual. Me encantan los retos y este es uno de los más importantes de mi vida.
—Baz nos inculcó el gusto de la época por mezclar y por hacer collages, para que evocáramos el espíritu del hip-hop, y así enfocamos la banda sonora —recuerda Stephanie Díaz-Matos—. Hay muchísimas capas, canciones que se metamorfosean en la banda sonora y luego se amplían para convertirse en obras nuevas para el álbum. Hay canciones que hemos creado para que suenen como si fueran de la época, mezcladas con otras de aquel entonces. Creo que Elliott y Baz intentaban hacer con la música lo mismo que hacía Flash con sus discos: poner las manos por todas partes, rayarla, deconstruirla y hacer algo nuevo.
Una de las técnicas características de THE GET DOWN es lo que el equipo musical llama “the weave” ("el tejido"). Elliott Wheeler, que trabajó con Baz en la adaptación al teatro de "El amor está en el aire", explica: “El 'weave' es un dispositivo que nos permite usar música para combinar varias capas distintas de la historia que parecen muy distintas, pero que en realidad tienen un fondo temático similar. Baz sabe muchísimo de ópera y este dispositivo se utiliza bastante en ese género, pero él lo traduce al cine de una manera alucinante. A veces podemos tener hasta cuatro líneas argumentales funcionando todas a la vez con las que, cuando se ven como parte de un movimiento más amplio, contramelodías juntas en una pieza general en vez de piezas individuales, puedes conseguir un efecto dramático combinado que sería imposible si las siguieras a cada una de forma lineal. Es un proceso muy absorbente que lleva mucho tiempo, pues tenemos que crear el concepto musical y coreográfico antes o a la vez que todas las líneas de las historias que se están concibiendo, y después tenemos que crear el guion alrededor de eso (una cosa que nuestro estupendo equipo de escritores hace de maravilla), crear una plantilla ‘tipo radio’ y luego filmar con esos ritmos. Después, los montadores trabajan con esa estructura o nosotros modificamos la música para adaptarla, pero todo tiene que nutrir el concepto más amplio del movimiento dominante generalizado. Musicalmente hablando resulta muy complicado, pero, desde el punto de vista creativo, también es uno de los materiales más gratificantes con los que hemos trabajado nunca, y es emocionante cuando vemos cómo encaja todo".
NAS A BORDO
Como parte de sus funciones de productor ejecutivo, Nas compuso piezas originales para cada episodio, así como el disco distintivo del álbum de la banda sonora, “Rule the World”. La influencia de Nas se ha hecho notar a lo largo de toda la producción. “Cuando empezamos, era muy importante conectar con las historias de los padres fundadores —explica Baz Luhrmann—. Pero también era esencial pintar una raya entre el pasado y el presente. Estaba claro que, en los años 90, la cultura del hip-hop tomó una dirección particular que tenía mucho que ver con la celebración del éxito material. Pero el hip-hop nació de un gesto creativo: el arte en nombre del arte".—Era fundamental dar con alguien que pudiera escribir para la época actual pero que tuviera en cuenta toda la trayectoria —comenta Baz—. Cuando me reuní con Nas y le enseñé algunas tomas de la serie, tuvo una reacción muy intensa. En seguida dio prioridad a la serie. Cuando teníamos que volver a escribir las letras de canciones o necesitábamos que viniera al estudio o a los ensayos para animar a los actores, él se implicaba personal, espiritual y materialmente.
—Yo nací y crecí en Nueva York. En los años setenta, la ciudad era tan distinta de la de ahora que parecía casi otro planeta —explica Nas al hablar de su atracción por el proyecto—. En aquel momento estaba naciendo una nueva forma musical que cambiaría el mundo. Las pintadas con aerógrafo, la anarquía en las calles, el breakdance, el rap y el "scratching" empezaron en esa época, por eso este proyecto era perfecto para mí.
LA VARIEDAD DE ESTILOS MUSICALES
—Baz utiliza la música de una forma totalmente distinta a como se usa ahora —afirma Nelson George—. En los guiones finales están todas las letras y, cuando las cantan, no ves solo una actuación: ves teatro, ves movimiento. Y todo se ha coreografiado desde el punto de vista de Baz. Es algo único en su género.En las primeras fases de la serie, Nelson creó para Baz una lista de reproducción de 300 canciones de los 70 de todos los géneros: punk, rock, R&B, hip-hop, jazz, disco, New Wave... Algunas salen en los episodios. Por ejemplo, una canción de música disco de 1977 de C.J. & Co., “Devil’s Gun”, hace las veces de la sintonía de Cadillac.
—Creo que es muy importante que la serie hable de la música disco, pues en el Nueva York de esa época era la cultura dominante: estaba en las discotecas y en las calles, y la mayoría de los DJ tenían un estilo disco —explica Nelson—. La dualidad entre la rima (el hip-hop) y la ubicuidad de la música disco son piezas fundamentales de THE GET DOWN.
En cuanto a las rimas de esos tiempos, Elliott Wheeler trabajó con Grandmaster Flash, Kurtis Blow, Rahiem, DJ Kool Herc y otros para garantizar su precisión. De hecho, la música de época, la banda sonora y los singles de más éxito desempeñaron un papel crucial en el sonido de THE GET DOWN. Los consultores, Rahiem incluido, trabajaron directamente con los miembros más jóvenes del reparto, escribiendo rimas y enseñándolos a actuar al estilo de los artistas de rap de finales de los setenta.
—En cuanto a la estética tradicional de las piezas, Baz y yo usamos las bandas sonoras de la época como punto de partida para construir nuestro propio sonido —dice Elliott—. Es una etapa increíble de bandas sonoras y queríamos rendir homenaje a los compositores de entonces que admiramos: Jerry Goldsmith, Isaac Hayes, Herbie Hancock, Lalo Schifrin, Bobby Womack y J.J.Johnson, Morricone, Edwin Starr y Marvin Gaye, entre muchos otros. Una de las cosas que queríamos expresar musicalmente es algo que siempre salía a colación en nuestras conversaciones con la gente que vivía en el South Bronx por aquel entonces: aunque el resto del país y del mundo lo viera como un paisaje de devastación y privaciones, sus residentes lo veían como un lugar lleno de posibilidades y aventuras. Las fuerzas externas que crearon tanta presión también impulsaron una creatividad y un sentimiento de comunidad increíbles, tanto pacíficos como violentos, que condujeron al nacimiento de este tipo nuevo de música, de las culturas de bandas, de las ideas nuevas que acabaron dando forma a una cultura que es el fenómeno cultural dominante de los últimos 40 años.
La cultura popular de la década de 1970, desde los cómics hasta las artes marciales, también está presente en la banda sonora. Como observa Elliott, “Queríamos que nuestros personajes se sintieran como los superhéroes de su tiempo y su lugar; no se limitaban a ir en tren a la otra punta de la ciudad: para ellos era como un viaje, una aventura en nuevos territorios. Sus héroes —Grandmaster Flash, DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa— eran mucho más que innovadores musicales para ellos, eran gurús, gigantes de su comunidad. Queríamos dar al público la oportunidad de ver el mundo tal y como lo veían nuestros personajes, y los estilos musicales de las películas de acción y kung-fu que gustaban e inspiraban a estos chicos fueron un vehículo que usamos para abrirles ese mundo. Shaolin Fantastic the Lady Killing Romantic no es solo un buscavidas de la calle, es una figura mágica y mítica de la comunidad antes de que lo conozcamos, alguien a quien la gente no ve casi nunca pero que se ha hecho inmortal por sus épicos grafitis, una especie de mezcla de Bruce Lee, Superfly y un discípulo de Grandmaster Flash. Desde el punto de vista musical, queríamos vestirlo con esas ropas musicales. Recurrimos a algunos de los mejores músicos de Nueva York, a miembros de los Dap Kings y a sus amigos, así como a varias orquestas sinfónicas, para crear nuestro sonido propio, pero con profundas raíces en el estilo de las bandas sonoras de los años 70, y lo grabamos en algunos de los estudios neoyorquinos más emblemáticos de esos tiempos. La escala y la complejidad de las sesiones de grabación y composición de la banda sonora eran totalmente nuevas para nosotros: casi todo lo que escuchas en este primer acto son directos”.
EL ARMARIO: DESDE VAQUEROS HASTA BAMBAS PUMA
Para abordar la tarea descomunal que suponía la creación de toda la ropa de THE GET DOWN Jeriana San Juan (The Americans, Saturday Night Live, Smash) se incorporó al equipo como diseñadora de vestuario. No solo tenía mucha experiencia con el ritmo frenético de la televisión, sino que también conocía el mundo de los musicales y el de los dramas de época.—Hasta cierto punto, yo tenía un método de trabajo totalmente distinto —afirma Catherine Martin, la diseñadora de vestuario de las películas de Baz Luhrmann Moulin Rouge, Australia y El gran Gatsby. Creo que el trabajo en la TV es durísimo, porque careces del lujo del cine: mucho tiempo de preparación.
Para THE GET DOWN, Jeriana dice que Baz quería conseguir algo muy auténtico pero a la vez de un realismo extremo, casi como si la historia se contara a través de los ojos de los personajes.
—Queríamos insistir en la idea de que, aunque fuera un barrio que luchaba contra la miseria, la gente tiene muy buenos recuerdos de esa época. Por eso queríamos que las cosas tuvieran un aspecto fresco, lleno de energía —apunta.
Con esa idea en mente, la mayoría de las prendas se hicieron a medida. Entre Catherine, Baz y Jeriana definieron el estilo de cada personaje. Los espectadores se darán cuenta, por ejemplo, de que Ezekiel casi siempre viste de color azul, mientras que Shaolin suele ir de rojo.
—Él es el más estiloso de todos los chicos. […] Acabó convirtiéndose en el mejor representante de la imagen de los principios del hip-hop —opina Jeriana sobre Shaolin—. Para Books, nos inspiramos en las chaquetas que llevaban algunos raperos de la época. Él veía a los autores de rap como una especie de superhéroes.
Jeriana San Juan dice que uno de los personajes para el que más le gustaba diseñar era Dizzee (Jaden Smith), sobre todo porque él es el artista plástico del grupo. Lleva muchos vaqueros y uniformes militares reciclados, muchos de ellos adaptados o transformados para que, como dice Jeriana, “se use a sí mismo de lienzo”.
—A veces le daba un mono de piloto a Jaden para que lo cubriera de dibujos, o yo misma lo pintaba y creaba algo bien chulo, se lo daba y él escribía un poema en la espalda —añade—. Para una de las prendas más características de Dizzee, una cazadora vaquera, le pidió a la famosa grafitera Lady Pink que le pintara un mural personalizado en la espalda.
El armario de Cadillac (Abdul-Mateen), totalmente a la moda disco, es la cara opuesta del de Dizzee, pero no por eso menos admirable. Gran aficionado al "animal print" y a los trajes a medida, la ropa de Cadillac causa sensación en todas sus escenas.
—Es muy listo y quiere llamar la atención, por eso su estilo tiene que ser muy llamativo —explica Abdul-Mateen II—. En cuando entra en una habitación, todo el mundo lo mira y se pregunta "¿Quién es este?”.
Desde las gafas de sol personalizadas (incluso tienen una bandera de Puerto Rico) de Papá Papa Fuerte hasta las bambas Puma de gamuza roja de Shaolin, pasando por los taconazos de madera de Mylene, en esta serie se cuida hasta el más mínimo detalle. Baz se asegura de que la cámara no se pierda ni uno, cosa que el público seguro que apreciará.
—Baz filma el aspecto de la cabeza a los pies, literalmente, y el tener todo eso fijo en su retina es todo un don —opina Jeriana—. Nos ha dado la oportunidad de arremangarnos y crear toda una trayectoria vital para cada personaje.
La vestimenta setentera estilizada también acabó afectando a los actores. “Después de esto, mi forma de vestir ha cambiado un poco —admite Shameik Moore—. Ahora miro los pantalones de campana de otra manera.
Cuando acabemos de rodar —añade Mamoudou Athie—, me voy a comprar todas las prendas que me he puesto. Y seguramente salga vestido así a la calle.
LA COREOGRAFÍA: DE LOS B-BOYS A LAS REINAS DE LA DISCO
No hace falta decir que los hermanos coreógrafos de fama mundial Rich y Tone Talauega contribuyeron a que THE GET DOWN alcanzara otra dimensión. Con un historial que incluye trabajos con Michael Jackson, Madonna, Jennifer López, Usher, Gwen Stefani y prácticamente todas las demás superestrellas, el dúo aportó su experiencia y versatilidad al proyecto.—Han sido un pilar fundamental de la serie; su capacidad para trabajar con los estilos más diversos ha sido importantísima —afirma Nelson George.
Baz Luhrmann los reclutó después de admirar su obra en diversos proyectos, entre los que se cuenta el documental sobre baile de 2005 Rize. En seguida se compenetraron perfectamente y los hermanos se quedaron impactados por sus conocimientos en la materia.
—El trabajo con Baz no pudo ser más fluido —comenta Rich Talauega—. Sabe muy bien lo que quiere pero siempre deja un margen para una pizca de espontaneidad. Gracias a su ingente labor de documentación, creó un ambiente muy cómodo para la integración artística. Cuando llegaba el momento de contar la historia, casi siempre sentíamos que estábamos en la misma página. Él entiende el baile y cómo entrelazarlo con la actuación. Además, también aprendimos muchísimo. El que un equipo se compenetre de esta manera, dirigido por alguien que viene de Australia, que pueda captar la esencia de lo que pasaba en el Bronx de los años 70... es para quitarse el sombrero.
Rich y Tone trajeron consigo a muchos colaboradores expertos en ciertos bailes. Como explica Rich, “Trajimos a Jeff Selby (experto en el 'New Style Hustle') y a Willie Marine Boy Estrada ('el Padrino' del 'Latin Hustlin’) para que nos ayudaran con el 'hustlin’. También nos ayudaron los 'B-boys' Phantom & SAMO con el 'B-boying' ('breakdance'). Y Willie también aportó algo de sabor latino con el 'Latin flava' del Bronx. José Xtravaganza vino con el 'vogueing', que sale en una secuencia muy importante de un episodio. En general, ha sido una representación estupenda y auténtica de los bailes de Nueva York".
A Elliott Wheeler le encantaba que los equipos de música y de baile trabajaran juntos: “Desde el principio estaba clarísimo que Baz quería que la música y el baile fueran totalmente entretejidos en el guion. Nuestros increíbles coreógrafos, Rich y Tone Talauega, que ya son como de la familia, participaron en cada uno de los pasos del proceso creativo, desde la escritura del guion o las reuniones con Baz y nuestro equipo de música para comprobar que los arreglos musicales casaran con lo que tenían que lograr con los bailarines, hasta estar presentes en el plató para dirigir a los bailarines mientras danzaban. El poder colaborar tan estrechamente entre departamentos ha sido fabuloso, y nos ha permitido crear algunos momentos redondos, aunque sea una historia musical, textual y coreográfica formada por miles de detalles".
Rich y Tone también se quedaron impactados con el reparto, que incluía a actores con y sin formación en baile. “Fue un poco complicado enseñar a los veinteañeros bailes de los años 70. Sus bajos niveles de atención y los smartphones todavía lo hacían más frustrante —recuerda Rich—. Pero lo conseguimos, y creo que tuvo mucho que ver con el material que manejábamos: el hip-hop, que les encanta a todos los chicos, tanto a los de ahora como a los de entonces. Veías que les gustaba aprender a ser de 'la vieja escuela'. La música y el baile acercaron a nuestras generaciones en los ensayos y al final resultó”.
Varios actores se dieron cuenta de que se sentían como una familia en cuanto empezaron a bailar juntos. “Uno de los mejores recuerdos que tengo son los ensayos de baile con todos, cuando repetíamos los pasos una y otra vez, aunque fuera agotador —recuerda Herizen Guardiola—. Pero todos decíamos ‘¡No vamos a parar hasta que nos salga bien!’”.
—En cuanto se centraban en lo que tenían que hacer, era algo mágico —recuerda Tone—. Siempre acabábamos el rodaje emocionados y contentísimos.
Incluso para Shameik Moore, un bailarín experimentado, el aprender "breakdance" para THE GET DOWN fue todo un reto, incluso doloroso. Rich y Tone hacían —y a menudo rehacían— la coreografía de las escenas, e insistían en que los actores ensayaran los pasos de baile hasta que les salieran solos.
—Estaba muy inspirado, sentía que aprendía un montón con su trabajo —añade Shameik—. Aunque me dolía todo el cuerpo los dos primeros meses de hacer "breakdance". Las muñecas, las piernas, todos esos estiramientos dan mucho trabajo.
Para algunos, trabajar con Rich y Tone fue una experiencia que les cambió la vida. Antes de THE GET DOWN, Yahya Abdul-Mateen II no había bailado nunca. “Y ahora es el John Travolta negro —bromea Nelson George—. Empezó de cero y terminó bailando fantásticamente bien gracias a ellos”.
—Conectamos de maravilla en seguida —explica Yahya—. Hablamos de ideas, de lo que podría funcionar y subimos el volumen de la música para sentir de verdad la energía de la época. Eran justo lo que me hacía falta para lanzarme y sentirme seguro con mis movimientos.
—Una vez se me saltaron las lágrimas en el plató —añade Rich—, porque de repente pensé en todo el proceso y vi todo por lo que habían pasado estos chicos. Y en cuanto el director decía "¡Acción!", todos los chicos se sincronizaban.
BAZ Y NETFLIX: UNA ASOCIACIÓN MÁS QUE BIENVENIDA
El hecho de que un director de cine como Baz Luhrmann, que cuida tanto los detalles, se embarque con entusiasmo en una serie de 12 episodios dice mucho tanto del creador como de la plataforma. Como subraya Jeriana San Juan, el resultado es más parecido a “12 películas de una hora” que a la típica serie. El trabajar con Baz implica colaboración en todos los aspectos de la producción, así como mucha confianza por parte de los actores.—Tiene una visión muy clara —opina Abdul-Mateen II—. Para un actor, lo mejor es trabajar con un director así, pues sabes siempre adónde vas.
—Es un director fantástico, lleno de energía —añade Herizen—. Sé que está trabajando mucho y que este es su bebé, y quiero hacerlo bien por él.
Con el respaldo de Sony Television, Baz se reunió con muchos compradores para la serie THE GET DOWN, pero decidió que Netflix era la distribuidora adecuada para ese momento. Según Baz, “Fue en el tiempo de la transición, del cambio en la relación del público con la televisión. No tenías que esperar que el servicio se llevara tu parte del pastel. Ahora podías comerte todo el pastel de una vez si te apetecía. Es una forma emocionante de vivir una historia. Y sí, me gustan mucho los pasteles, por lo menos como 'leitmotif'”.
—Netflix me preguntó que si me implicaría totalmente y aportaría mi lenguaje propio y les dije que sí. "Reconozco que como contador de historias puedes encontrarte con limitaciones en la industria cinematográfica en cuanto al lenguaje, la escala y los recursos narrativos con un cierto presupuesto y duración. Lo que me gusta de Netflix es que promueven activamente el riesgo creativo. La relevancia cultural, el convertir una obra en parte de la conversación cultural, eso es lo que hace Netflix y justo lo que a mí me interesa”.
—Creo que el modelo de Netflix ofrece a la gente creativa un lienzo enorme —afirma Catherine Martin—. En una temporada, puedes explorar un panorama gigantesco de personajes, situaciones y localizaciones. Tu historia puede permitirse ser real, original, incisiva y expresarse, creo yo, de una forma algo distinta de cómo espera la televisión normal que tú lo veas.
—No se me ocurren muchas otras cadenas que se sentirían a gusto haciendo una serie sobre el Bronx de los años 70 —afirma Jaden Smith—. ¿Y con un reparto tan diverso y tan joven? Eso ya es un gran salto.
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